1. No le tires de la cola. Con ella se comunican, guardan el equilibrio y es súper delicada.
  2. No le rasques la barriga, las patas o la cola, mejor ve directo a la zona delante y detrás de las orejas y debajo del mentón. Le encantará.
  3. No lo levantes por la piel del cuello sobre todo si es adulto. No les suele gustar nada.
  4. No lo cojas en brazos sin haberte asegurado antes de que le gusta que lo levanten. Muchos gatos prefieren tener las cuatro patas en el suelo.
  5. No lo intentes tranquilizar si de repente aplana las orejas, empieza a bufar o gruñir, mientras da latigazos con la cola. Será mejor que le dejes tranquilo. Yo no me atrevería con un gato alterado.