En nuestro número anterior te platicamos cómo podemos detectar aquellos signos que indican cuando nuestra mascota tiene dolor. Ahora hablaremos de cómo se catalogan y cómo debemos actuar en caso de descubrir uno de ellos en particular.
El sufrimiento es una experiencia multidimensional y compleja, que involucra componentes sensoriales y emocionales. En otras palabras, el dolor no se trata solo de cómo se siente nuestra mascota físicamente, sino de cómo afecta su vida diaria y su relación con el entorno. Inevitablemente comienza a generar sentimientos difíciles de manejar, derivados de una batalla contra el dolor.
A menudo el dolor se clasifica como agudo o como crónico. De manera arbitraria, el dolor superior a los 3 meses de duración es considerado crónico y el agudo comprende todo lo que se presenta antes de ese periodo.
El dolor agudo surge cuando:
Hay daño directo en alguna parte del cuerpo, alterando rápidamente el comportamiento del animal. Varía en severidad y es proporcional al grado de la lesión. Por ejemplo cirugías, traumatismos, golpes, caídas, quemaduras, enfermedades de aparición súbita, como pancreatitis o torción gástrica o intestinal.
Este tipo de lesiones pueden generar mucho malestar en nuestras mascotas y por lo regular lo manifestarán con vocalizaciones, falta de movilidad, falta de apetito, deposición y/o micción con dificultad o ausentes, y/o estados de comportamiento totalmente diferentes a lo que acostumbras observar.
Es muy importante que si notas estos signos en tu mascota sin importar su especie, acudas al médico de manera inmediata. El dolor agudo puede ser tratado y disminuido de rápidamente y la prontitud de tu respuesta, puede hacer toda la diferencia en el bienestar de tus animalitos.
En nuestro próximo número, no te pierdas de nuestras notas sobre el dolor crónico y las opciones para su tratamiento.
En caso de observar señales de dolor en tu mascota, no dudes en consultar de inmediato a tu médico veterinario.