La vida social de nuestros perros es tan importante como su salud física, para el desarrollo de una vida plena. Que tu perro cuente con experiencia en la sociabilización le ayudará a llevar una vida más tranquila y le enseña a reaccionar de manera saludable ante el mundo que lo rodea, sin miedo y sin comportamientos defensivos.
Fomenta los paseos agradables
Si temes llevar a tu perro al médico o al parque debido al miedo o la ‘agresión’ que te ha llegado a mostrar, te recomendamos practicar la socialización de manera paulatina pero constante.
Para lograr que tu mascota esté acostumbrada a interactuar pacíficamente con su entorno, es importante fomentar paseos agradables, en los que pueda explorar y olfatear con calma los lugares que visita y el camino para llegar a ellos. Visitar sitios donde pueda interactuar con otros humanos y congéneres, en un ambiente relajado y controlado en el que se sienta seguro, como una guardería u hotel caninos, es otra herramienta para procurar un desenvolvimiento más asertivo en la vida diaria.
Recuerda, los primeros que debemos estar relajados somos los tutores, y los paseos de nuestros perros deben dedicarse a eso, a convivir con ellos y observarlos adecuadamente, permitirles que se muevan y confíen en el proceso. Ir a tomar un café y amarrar a tu perro a la silla, o entrar en la jaula de los perros y amarrarlo a la reja, no es un paseo ni es socialización, por el contrario, este tipo de manejo lo estresa, lo mantiene en estado de alerta y con una sensación de vulnerabilidad continua. Estar atrapado por tu celular en vez de estar al pendiente de las interacciones de tu perro, es un riesgo potente para ambos.
Cuando tu perro se encuentra con personas, congéneres y lugares desconocidos, sin miedo, disfruta plenamente de su vida, aprovecha cada estímulo mental y aprendizajes que su entorno le ofrece y su vida en general, es mucho más saludable.
Socializar quiere decir que pueda experimentar nuevas situaciones en un entorno seguro y controlado, sin saturación de estímulos; darle el tiempo de ir asimilando cada variante mientras lo supervisas y acompañas. Sin importar edad u origen es indispensable ir a su tiempo y respetar cuando requieran su espacio, no forzarlos jamás, ni obligarlos a experiencias de choque, que poco contribuyen a la construcción de su seguridad y autoestima –particularmente en perros adultos rescatados, ya que es probable que muestren miedos y desconfianza, originados en sus experiencias del pasado, y en consecuencia reacciones que puedan ser peligrosas para ti, para ellos y otros miembros de la comunidad-.
Otro caso es el de los cachorros, con quienes lo adecuado es comenzar a desarrollar esta arista de su vida, toda vez que haya completado su primer ciclo de vacunación en su totalidad.
Estímulos breves, pero frecuentes
Socializar debe involucrar los sentidos, utilizando formas divertidas de presentarle olores, sonidos e imágenes de la vida diaria. Cuanto más presentes se encuentren estos nuevos estímulos, más cómodo se sentirá en diferentes situaciones. El resultado final es un perro que ha aprendido a manejar nuevas experiencias con un comportamiento relajado y socialmente positivo.
Mantén las nuevas interacciones y estímulos breves, pero frecuentes. Socializar a tu perro debe ser una experiencia divertida y placentera, pasando por el proceso juntos, creando al mismo tiempo fuertes lazos de compañerismo, amistad y amor.
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